Poemas junto
a la pared,
besos escondidos
en libros
caricias
que son de algodón
lenguas
que saben a primavera
y nuestros
cuerpos sujetando
las estanterías
del deseo.
Hemos sacado
los sexos a pasear
para que
la monotonía del aire
deje que
el mar de las entrañas
nos
inunde la piel
pinte
de blanco el suelo.
Luego los
abrazos nos reconfortaran
como siempre
lo hace el fuego,
dejando
que nuestros cuerpos de arcilla
se duerman
en los sillones.
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