Con la
llegada de la estación azul
los guijarros
florecen en la nieve
y los
pájaros abandonan las piedras
que
nacían en sus alas.
Las alfombras
verdes se llenan de aire,
de
melodías y de ecos complacientes,
mientras
el agua se duerme
en el
horizonte que dibujan las crestas.
Con la
llegada de la estación azul
la
monotonía se desvanece
y las
lágrimas vuelven a la cuenca de los ojos.
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