Tus ojos
clavados en la pared
el párpado
perfora las cortinas del sueño
y en
la almohada la ausencia de tus besos.
Te saboreo
un rato, con la miel de los labios,
mientras
la noche escampa.
Me levanto
con la sal de tus dedos
y tu
nueva piel que me trajo la escarcha,
escucho
en los últimos devaneos del ensueño
tu amor
inmenso,
tan grande
como de aquí a la luna.
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