La
nieve golpea las aceras
con sus
besos blancos,
hasta
la tristeza es inmaculada.
Hay un
silencio azul
que se
aposenta sobre el suelo
como
copos de azúcar.
Una
huella en el parque
atravesando
el frío de la tierra,
me lleva
a mi niñez. Recuerdos junto a la estufa.
Luego el
sol amamanta las calles
y la
nieve se despide de los tejados,
dejándome
junto al espejo. Acicalándome las canas.
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