luis perronegro

luis perronegro

sábado, 30 de mayo de 2015

Con los corazones en los bolsillos

Nuestros labios llenos de mariposas.
Nuestros  ojos repletos de cielo.
Nuestros cuerpos con el sabor del otro.
Nuestras manos fundidas
mientras recorremos un angosto pasillo.

Y al salir al patio
guardamos nuestros corazones en el bolsillo.

Me desvinculo de los versos.

Me desvinculo de los versos
que no saben a mi piel,
de las palabras que se arrastran por el suelo.
Me reconozco en las silabas plenas de agua,
en las frases que acaban en su espejo,
en lo cotidiano de sus pechos
y en el brillo azul del cielo recién despierto. 

jueves, 28 de mayo de 2015

Mi amor creció suave como un árbol

Mi amor creció suave, como un árbol,
entre el deseo que se dormía
en la punta de la lengua,
entre paseos
que fallecían junto al mar,
con abrazos repletos de algodón
y con los labios llenos de flores

Mi amor creció hasta mudarse a mi piel
y lo único que deseaba
es que sus besos no fueran aire
y que cada mañana
se levantaran junto a mi almohada.

sábado, 23 de mayo de 2015

Volando juntos.

Nuestro amor vivía
como viven las aves aventureras,
pendiente de que no se abriera el cielo
y cuando así pasaba
nuestras manos se entrelazaban
para poder volar juntos.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Cuando nos despedíamos frente a las vías del tren

Cuando nos despedíamos frente a las vías del tren
sus ojos eran agua y los míos sed.

Cuando las miradas al fin se separaban
nuestros labios eran pañuelos mudos,
y nuestros besos pájaros sin trozos de cielo.

Por eso nos llevábamos el corazón del otro en el bolsillo
para que nuestra piel siguiera latiendo .

domingo, 17 de mayo de 2015

Enciende y apaga la luz

Mi niña
El sol y el cielo azul
Una boca plena de azúcar
Mi niña
La utopía sin comas
La sonrisa debajo de la almohada
Mi niña
El amor y la carne
El abrazo perfecto
Mi niña
Enciende y apaga la luz

Nada.

Nada.
Vivo en la abundancia de la nada
y he vendido lo único que me servía
el cuchillo y el tenedor.

sábado, 16 de mayo de 2015

Todas las mañanas del mundo II

Todas las mañanas del mundo
sueño con levantarme junto a sus pechos altos,
para que mi lengua navegue
entre las olas que nacen en su piel,
entre el suave dulzor de sus pies.

Y luego dejar que nuestros sexos se saluden
hasta que la lluvia nos empape.

Miniatura 33

Llega un momento
en el que las resacas te duran dos días
y entonces
al espejo le salen canas.

Todas las mañanas del mundo.

Todas las mañanas del mundo,
cuando el despertador
me arranca los ojos de la almohada
sueño el mismo sueño:
Tu mano y mi mano
paseando por la arena fina
de una playa en el sur.
Y en el descanso de cada ola
nuestros labios agarrándose al azul del cielo.

domingo, 10 de mayo de 2015

Monotonía de días.

Los días se caían del calendario
como si fueran hojas de lluvia
unos mojaban
y otros eran sólo escarcha.

viernes, 8 de mayo de 2015

Que nada te haga cambiar

Que nada te haga cambiar
Que en tus ojos nazca la luz
Que el aire me traiga tu sabor
Y en tus labios arraigue la primavera.

Que nada me haga cambiar
Que mi primer pensamiento sea tuyo
Que te duermas debajo de mi almohada
Que al despedirnos
Mi mirada te persiga en la estación.

Que nada nos haga cambiar
Que nuestras pieles sean el mismo verso
Que la distancia sea una sola gota de agua
Que sigamos durmiendo el mismo sueño.

Lo que piensa la ballena del mar.

Lo que piensa la ballena del mar:
Que es demasiada agua para bañarse
y un estrecho canal para perderse.

Preguntarse por el mar es preguntarse
por la longitud de los sueños que surfean en las olas.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Miniatura 32




Mientras que el viento cambie.

A veces me sentía pájaro
flotando entre tus caricias azules,
y tus labios eran brisa
y mi sonrisa volaba entre algodones.

Otras veces éramos multitud
nuestros abrazos eran silenciosos
y los besos aire
y nos encogíamos tanto
que al final del día
éramos la sombra del día pasado.

Pero nunca decaíamos
porque sabíamos que cambiaría el viento.

domingo, 3 de mayo de 2015

El verso completo

Mi niña
el sueño de una cometa
que nunca pierde las alas
y que vuela
como vuelan las gotas de lluvia
con ganas de besar la tierra.

Mi niña
la que enciende el fuego
la llama viva
la fábrica de ecos repleta de versos.

Mi niña
el poema donde quiero escribir mi vida.

Quiero ser el sueño con que amanezcas.

Quiero ser la lengua que se enreda en tus cabellos,
que se esconde en las esquinas de tu cuerpo.
Quiero ser amante ciego
y dejar que mis manos palpen tu piel
hasta llenarme los dedos de tu deseo.
Quiero saborear el dulce algodón de tu sexo
perderme en el almíbar de tus pechos
y estar dentro de ti , durante mucho tiempo.
Y cuando al fin tu cuerpo llueva
y te recojas como un ovillo,
quiero ser el sueño con el que amanezcas.

sábado, 2 de mayo de 2015

La luna se dormía junto a la hierba.

En sus besos pernoctaban 
todas la cautelas de la belleza.
Cuando nuestros labios se abrazaban
y las lenguas eran mariposas de agua
el cielo se abría
y se caían todas las estrellas.
Por eso algunas noches
la luna se dormía junto a la hierba.

Al otro lado, en otro mar.

A veces nuestros abrazos no llegan
se los come el aire
y nuestros besos se desvanecen
en la punta de la lengua,
y la distancia se convierte en mar
y la ausencia en arena.

Vivíamos en lejanos sueños
con otros ojos y otras voces,
esperando que llegara un mensaje,
para llenarnos de luz
para mojarnos el cuerpo.

viernes, 1 de mayo de 2015

1 de Mayo

Los sueños posibles no vale la pena soñarlos:
Se cumplen solos.
Luchamos para conseguir lo imposible.

Marchamos con las manos llenas de azúcar
con la piel abarrotada de escarcha,
entre el dialecto de los cristales
y escupiendo pensamientos al suelo.

Caemos para que los que vengan detrás
no tengan que sufrir el mismo tropiezo
y luego encenderemos las hogueras
para cobijarnos del fuego.

regresábamos a casa
con los bocas repletas de luz.

Con los otros ojos.

A veces,
teníamos que guardar los “te quieros”
debajo de la alfombra
y los besos eran prisioneros de la boca.

Entonces el cielo se llenaba de nubes,
las banderas no ondeaban al viento,
la multitud te arrebataba los sueños,
sus ojos eran cristales 
y su sonrisa huía ausente.

Y yo me preguntaba si se podía
compartir lo que uno ama.

Y seguía esperando
a que el mar se parara,
para que no me arrastraran las olas.