En la
ciudad
hay
sonrisas de escarchas,
museos
de huellas,
filas
de sombras que transitan
por el
silencio oscuro de mi frente.
Hay
tejados de fresas
y
columnas de chocolate
que
vomitan los carros
que se
llenan de lentejuelas las fiestas.
En la
ciudad,
también,
habitan
sus ojos
y las
calles se callan
las
aceras dejan de latir
y
nuestros labios se duermen
en las
almohadas frescas del asfalto.
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