luis perronegro

luis perronegro

martes, 13 de octubre de 2015

Mientras nos bajábamos de la luna.

Llegamos como fantasmas a la habitación de oro,
nos llenamos los pulmones con la calidez del vino,
aspirábamos la dulce brisa de la noche
mientras en la plaza recogían los lirios.
Dejamos que nuestros pies golpearan los adoquines,
que nos parecieron alfombras sonrosadas,
dulces de leche que se disolvían bajo nuestros tacones.

Paseamos por un puente antiguo,
con ladrillos tan azules como una noche muerta,
a veces con las manos juntas
otras con los besos en la puerta de la boca.
Recogíamos nuestros alientos
mientras los patos rompían con sus alas
la tranquilidad del agua.

Hicimos el amor durante toda la noche,
unas veces despiertos y otras dormidos.
Nuestros cuerpos eran como tartas de fresa
por eso nuestras lenguas estaban llenas de azúcar
y por nuestras pieles resbalaba el deseo.

Y al amanecer,
decidimos bajarnos de la luna
para seguir caminando.


1 comentario:

  1. Precioso, Luis. Este poema transmite suavidad y dulzura. Me quedaría para siempre en la luna.
    Saludos.

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