El
miedo como estrategia para controlar la rebelión de los seres humanos es una
constante a lo largo de la Historia. El miedo nace en las cavernas, es muy
antiguo, convive con nosotros y se transforma en cadenas invisibles que te
adormecen y someten a tu ánimo y a tu espíritu
a una quietud inagotable.
Hay
muchos miedos y todos tienen la misma raíz. Uno teme a perder lo que tiene
hasta que no tiene nada y ese vacío le obliga
a actuar. Hasta que el hambre no impregna todos los ángulos de tu piel el miedo suele marcar tu destino. Incluso
cuando todo está perdido siempre hay gente que encuentra motivos para mantenerse
inalterable. Uno teme perder su trabajo, perder su dignidad, no poder pagar lo
que debe, perder lo que ama o aquella que desea, e incluso perder su vida, sin
duda el bien más preciado que cada uno tenemos.
El poder
en sus múltiples versiones conoce el poder del miedo y va tejiendo telas que
nos mantengan inmutables ante sus desmanes.